Sierra Blanca. Lo que no te esperas de Marbella

Pedro Chito

Marbella es ese lugar donde todo puede llegar a confundir. Levantar la cabeza, leer cartelería en inglés por todos lados, pero estar en el corazón de la Andalucía más auténtica. En el corazón de la Costa del Sol.
Dicho esto, suena raro cuando te dicen: ¡Eh! Que en el mismo sitio que tienes Puerto Banús y varios concesionarios de coches de lujo también tienes un carrerón por montaña de los que quitan el hipo.
Es ahí donde Marbella empieza a ser algo más que lujo y dinero para convertirse en naturaleza y montaña en estado puro.

Así las cosas esta ciudad se encuentra a los pies de La Concha, una inmensa mole que se asoma al Mediterráneo desde una atalaya privilegiada. Un buen día la gente de “Mujeres en las Veredas” y un grupo de enamorados del monte se lanzaron a la empresa de organizar una carrera por montaña de las que se pegan al riñón. Y de aquellas piedras, estas balizas.

Este año CxM Sierra Blanca se presentaba con apenas dos meses de preparación y de la mano de un nuevo director técnico: Francisco Viegas. La prueba, en esencia ha seguido igual. Sí es cierto que este año la carrera salió del “Pirulí” marbellero y puso su meta en el Parque Vigil Quiñones de la capital costasoleña. El año pasado todo ocurrió en Nagüeles. El cambio de ubicación un absoluto acierto.

En lo deportivo la carrera contaba con tres distancias. La primera de ellas vino a tener su punto final en la vecina localidad de Ojén. Allí, en categoría cadetes, la victoria fue para el pizarreño Carlos Gallardo, en féminas se impuso Emily Woodruff. En la categoría junior el ganador fue Daniel Alba y en lo que a chicas se refiere Laura Bernal ocupó la parte alta del cajón.
En 13k los ganadores fueron Ángel Merino y Eva María Galán.

Si nos vamos a las otras dos distancias, hubo mucha pelea. Tanto en 30k como en la maratón.
La victoria en la de 30 fue para el cordobés José Antonio Cuevas, que consiguió mantener la carrera controlada prácticamente en todo momento. Por detrás suya entraron el ubriqueño Joseito Orellana y el pupilo del ganador, Eduardo Espinosa. A la llegada y a pesar de la batalla presentada a lo largo del recorrido, imperó el buen rollo y el respeto, como siempre.

En la categoría femenina de la 30k la victoria fue para Carmen Flores Navarro que confirmó así que sigue encontrándose en un estado de gracia espectacular. Su amiga y compañera Lourdes Aragón apretó por detrás cuanto pudo obteniendo una segunda plaza. El tercer puesto del cajón fue para la corredora del Todovertical Verónica de Miguel.

La distancia “reina” de esta carrera es la maratón. Hay quien se atreve a decir, sin demasiado temor a equivocarse, que Sierra Blanca es la maratón más dura de Andalucía. Pura montaña. Un tesoro escondido. Carrera técnica y de desniveles acojonantes. Así las cosas, de un vistazo a la descripción, se nos antoja un plato perfecto para el que fue ganador de la 42K, Zaid Ait Malek. El corredor español y ex del Buff Pro Team hizo un alarde de facultades y bajó de las cinco horas en una maratón que ofrece pocas posibilidades de bajar de ese tiempo.
Zaid lo hizo. Y a la llegada quiso dedicar a Peri Gámez su victoria. El que fuese seleccionador andaluz y uno de los grandes eruditos de las carreras por montaña en Andalucía no anda pasando su mejor momento y desde aquí le queremos mandar también nuestros mejores deseos.
Zaid sabía que aquel no iba a ser día de relajarse. Por detrás venía un tío al que hay que vigilar siempre porque ha demostrado que controla todos los terrenos mucho mejor de lo que pueda parecer. Juan Pérez “El Chileno” pasa por ser un gran rodador, pero ¡CUIDADO! Cada vez está más fuerte en las zonas técnicas, cada vez baja mejor y cada vez se acerca más a su mejor versión. Suponemos que no será sólo la genética. El corredor del Land Team finalmente obtuvo un meritorio segundo puesto.
Por detrás de él entró el extremeño José Silverio que demostró ser uno de los mejores corredores de su comunidad autónoma.

En chicas estaba todo mucho más abierto, aunque desde el minuto uno daba la sensación de que Dorte Dahl iba a hacer con la carrera lo que quisiera. Pero resulta que en este deporte, uno más uno casi nunca son dos. Así las cosas la corredora danesa sufrió un pajarón que la obligó a levantar el pie y dejar de liderar la carrera.
Ahí estaba la deportista del CEM Linda Lange que supo aprovechar la oportunidad y sólo rebajó su ritmo cuando tuvo la cinta de ganadora en sus manos. Al cabo del rato entró Dorte como segunda clasificada y en lo que iba a ser la lucha por el tercer puesto, finalmente, vivimos un ejemplo de camaradería absoluta entre Sonia Téllez y Yolanda Luque. Fue precioso ver como Sonia entraba tercera de la general y por detrás, Yolanda, lejos de disputar la carrera, daba saltos de alegría y se abrazaba a la postre con su compañera de club.
¡Así nos gusta el trailrunning!

En la línea de meta se vivieron momentos inolvidables. Momentos que difícilmente podremos borrar de nuestra retina por mucho motivos, pero uno de los que nos dejó con un nudo en la garganta fue volver a ver a Ilde Cózar cruzando una línea de meta. Y no era una línea de meta cualquiera. Era espantar todos los fantasmas de aquel ictus que padeció hace algo menos de dos años y que nos puso a todos con las alarmas encendidas.
Una nube de amigos y aficionados se arremolinaron en torno a la meta a la hora que iba a entrar el ubriqueño nacionalizado pandito. La emoción era incontenible. Judit, su mujer y codirectora de la Gran Vuelta Valle del Genal, dejaba correr las lágrimas mejillas abajo y sonreía con toda la fuerza que podía hacerlo. Mientras, Ilde, besaba la mano izquierda de Mateo y la derecha de Roque antes de quitarse la visera con rabia y batir los puños en el aire. Durante todo este periplo le acompañó Raúl Barriocanal, que en un alarde de humildad se pegó al flanco derecho de la meta y desapareció para dejar todo el protagonismo a Ildefonso.
Sería difícil explicar lo que allí sentimos. Fue más bonito vivirlo. Pero con esto que les cuento, ustedes, al menos, pueden hacerse una idea.

Y así las cosas, la emoción se tornó fiesta. Se entregaron los trofeos, empezó a tocar un grupito que hacía versiones de todos los tiempos y entre baile, cervezas, risas y alegría se nos fue la tarde.
Para cuando partimos de Marbella ya no apretaba el sol y se alargaban las sombras.
Y lo hicimos con una ilusión enorme por volver el año que viene a estar en Sierra Blanca. Maratón de montaña seria donde las haya.

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