Más dorsales y más montaña en los 101 kms de 2018

Pongo el intermitente y con suavidad me incorporo a un carril de deceleración que viene a desembocar prácticamente en una puerta que os sonará a todos: La del IV Tercio de La Legión. En el acceso un caballero legionario me reconoce, pero a pesar de ello, no deja de tomar datos de mi nombre y mi vehículo. En el cuerpo de guardia nos mandan detrás de un todoterreno militar que nos llevará a la zona de aparcamiento. Todo orquestado al minuto, todo cuidado con precisión de relojero suizo. Todo bajo control. “Sin novedad” o “sin pega” que dirían ellos.
En el salón de actos se va a celebrar la presentación de la vigésimo primera edición de los 101 kilómetros en 24 horas. Intervienen en la presentación el responsable de prensa, Cesar Renedo, el nuevo jefe de la Xª bandera, Fernando Sánchez, la alcaldesa de Ronda, Teresa Valdenebro y el coronel Ramón Armada.

Como cada año los 101 suscitan ese yo no sé qué especial en el ambiente. Hay algo extraño y desconocido para todos que hace del cientounero un corredor especial, en un ámbito especial y en un lugar especial: Ronda.
Recorro España al cabo de un año trabajando en eventos deportivos y carreras por montaña, y lo que se encuentra en Ronda el segundo fin de semana de mayo es difícil de explicar desde la lógica. Es un fervor incontenido, es un sentimiento en torno a un cuerpo de élite… en torno a un número, en torno a un verde militar.
Una prueba que nació llamándose “101 kilómetros en 24 horas. La legión contra las drogas” ha pasado a sólo necesitar esos tres números para identificarse de forma aplastante, como si fuera un código binario simplificado a la mínima expresión: 101.
El resto, sobra. Si acaso, Ronda, el escenario elegido. Denominado en el argot cientounero “Tierra Santa”.

Ramón Armada ha sido de esos coroneles que remueve cajones y que da un pasito al frente (supongo que su condición de colchonero lo aboca a ello). El primer año fue de adaptación, pero en el segundo aumentó los dorsales para los 101. Serán 8500 las criaturas que emprendan su viaje en bicicleta o a pie desde el campo de fútbol de Ronda. Yo soy de los que piensa que La Legión es capaz de asumir esos 8500 dorsales con total solvencia… Incluso los 10000. Es un cuerpo de élite con capacidad para optimizar sus recursos. ¡Ahí lo dejo!

Armada también se ha lanzado con un cambio de recorrido que, si bien va a endurecer la prueba, también va a embellecer la misma. En principio ese bucle en el entorno del cortijo de Melequetín, con la impresionante vista de Sierra Hidalga, el Tajo de la Gotera o el cancho de la Zarza, a los pies casi de un incipiente Guadalevín que se aproxima a Ronda haciendo curvas desde el Charco Azul hasta Tejares. Se suprime en compensación el paso por Navetas que a ratos podía convertirse en algo menos ameno. Se suprime el paso por Alcalá del Valle pero el regalito gordo viene cuando bajéis de la Ermita de la Escarihuela y en el cementerio os desvíen a la derecha.
A partir de ahí pasaréis Fuente Marchal, la esquina de la Majada, Tajón de Juan Oveja, Cortijo de Fuente Hornero y la Hoya de la Maestra hasta coronar en el Puerto de la Canta. Cuando lleguen ahí respiren y disfruten. Están ustedes en una de las zonas más bonita del Parque Natural Sierra de Grazalema.

Todavía habrá que bajar a Benaoján, subir por el Puerto del Acebuche hasta La Canchuela e ir buscando el Puerto de las Muelas, la cuesta del Cachondeo (o los Molinos) hasta la Alameda del Tajo.
Pero todo esto ya os suena de años anteriores.
Ármense de paciencia y prepárense para una de las ediciones más exigentes de los 101 en lo deportivo.

Los 101 kilómetros han trascendido mucho lo deportivo. Ya es un evento social donde la gente prepara un fin de semana cargado de emociones y retos personales. Ronda ya es lugar de peregrinación de cientouneros durante todo el año y por supuesto, no quiero dejar pasar la ocasión de invitaros a los que hagáis el bucle nuevo de noche a que vengáis a probarlo de día.

Ese día, el 12 de mayo y hasta bien entrada la mañana del 13, tendréis a vuestra disposición a 800 damas y caballeros legionarios (son ellos la esencia de esta prueba), 9 médicos/as y 11 enfermeros/as, 150 estudiantes voluntarios de fisioterapia y podología, 150 voluntarios/as de Protección Civil y numerosos efectivos de Guardia Civil y Policia Local de los diferentes pueblos por los que discurre la prueba.

La logística y los números de esta prueba son acojonantes. Desde los 22.000 litros de agua embotellada hasta los 19.500 sandwiches, pasando por los 1200 kilos (¡¡Una tonelada y pico!!) de filetes empanados.

La prueba cambia este año y el 22 de diciembre, junto al amigo Mateo Cabello ya os contamos que la carrera este año exigiría una estrategia muy diferente. Os lo contábamos en éste vídeo:

Para este año hay que tener lo mismo en la cabeza. Lo he hablado con corredores que son sub 10 horas y con otros que apuran el tiempo hasta el final y que acumulan algo de experiencia en la prueba: “Sentido común, sobre todo en la salida. El cuerpo, la adrenalina y la euforia te van a pedir salir fuerte, ir pensando en quitarte kilómetros, pero cualquier esfuerzo tonto se va a pagar en el final” me dijo hace poco uno de los que llega de día a la Alameda.

El crono arrancará en el campo de fútbol, pero la carrera no va a empezar hasta que ustedes no lleguen a Setenil de las Bodegas. Eso ya están hartos de escucharlo, pero tal vez durante la edición 2018 sea muy importante tenerlo en cuenta.
Como siempre el cuartel puede ser punto de avituallamiento o un lugar perfecto para entregar nuestro dorsal y terminar nuestra aventura. Hace unos años me lo contaba un corredor más o menos así: “Yo llegué al cuartel y serían como las doce de la noche. Iba caminando y mirando caras, gestos de dolor, gente absolutamente rota que con la mirada ya te confesaba que no iban a seguir. Me di cuenta ahí que si no avituallas rápido el cuartel se puede convertir en el sepulcro de todas tus ilusiones. Vasito de caldo, salchicha, Coca Cola y a volar que la ermita nos espera”.

Quedan incógnitas en el aire como la climatología. Mayo es mes de calores en Ronda, pero ojo que lo mismo tenemos frío. Recomendamos, como siempre, que los corredores sean leales y responsables a la hora de acarrear el material obligatorio de la prueba. Nunca se sabe.

Salí del salón de actos del tercio y en el aire olía a primavera, miré un arriate cercano y estaba lleno de flores. Daba gusto estar en la calle.
La cabeza vuela en busca del Campo de Fútbol de Ronda, en busca de esas miradas perdidas en mitad de un horizonte, en busca de esos abrazos injustificados pero necesarios, en busca de un cachito de aliento que nos permita respirar en mitad de una burbuja de preciosas paredes, cielo azul y campos verdes. La cabeza vuela… y el corazón palpita. Y cuando empiece a sonar el “Requiem por un sueño” en los minutos previos a la cuenta atrás palpitará con más fuerza aún si cabe.
Esto es Ronda y esto ya va teniendo el regusto cientounero que a usted le gusta y que a mi me vuelve loco.