Hoy quería un rayo de sol

Pedro Chito

Llevamos casi tres semanas en Andalucía viendo agua caer del cielo y padeciendo los rigores de los vendavales que se cuelan de poniente a levante y viceversa.
Es por eso que esta tarde tenía ganas de darme un respiro. De darme una oportunidad. Y me puse a revisar fotos de este verano. Y estaba en esas cuando llegué a la carpeta donde guardaba las fotos de los días que estuve por Pola de Somiedo y el Valle del Lago en Asturias con motivo de Desafío Somiedo.
Recordé las tardes a la lumbre de un tibio e inofensivo sol  sentado en la terraza del Hotel Somiedo y hablando con Emma, Estefanía, Tomás y Didiel y mirando a las montañas frente a nosotros buscando algún oso en las alturas.

Llegar a Babia y dejar fluir los sentidos

Así las cosas me han venido a la cabeza esas horas de sol en meta, riendo y disfrutando con Depa, o el ratito de charla con Carlitos Llerandi después de la salida de la maratón. O estar sentado por allí viendo a Gobitu disfrutar de cómo recibía a Gemma Arenas dejándose el gañote, o el cierre de meta ya con el Meirel lleno todavía de gente que aplaudía al paso de los últimos corredores en llegar de vuelta a Pola de Somiedo.

Días de verano compartidos entre montañas

El sabor de los cachopos o degustar unos culines de sidra con el amigo Manu, con Oscar, con Rosa, con los manchegos o con la buena gente de Torredelcampo. Momentos para guardarlos bien hondos en la cajita de las esencias y de las risas infinitas.

De todo hubo, del comercio y del bebercio

El precioso paseo del que disfrutamos Cristina y yo hasta el Lago del Valle o el ratito disfrutando del Puerto de la Farrapona y su entorno. Fueron días mágicos e inolvidables con sabor a cachopo y a cabrales.

Reseteos necesarios

Llevamos casi tres semanas viendo llover. Y eso, a ratos, a los andaluces se nos puede hacer largo. O tal vez sea que llevo demasiados días delante de este ordenador, igual que el que navega, y tenía ganas de hacer una bitácora, de contar algo amable, algo bonito… algo como aquellos días en Asturias que empezaron viendo atardecer en el Valle, buscando osos y rebecos en las cumbres… compartiendo sentimientos y experiencias.
A fin de cuentas, usando el trail running como lo que verdaderamente es: una preciosa excusa para acercarnos a montañas y personas.

Acercarte a la gente. Disfrutar de los otros

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