101 Kms 2019 o bajar a los infiernos

Pedro Chito

Con Paco de cháchara...

Cuando el viernes miraba el termómetro a eso de las 3 de la tarde la sensación era inequívoca: “Esto va a ser una carnicería”.
Y no me equivocaba.
Los 101 kilómetros de 2019 han sido una especie de torneo del K.O. donde saber aguantar era casi más importante que querer apretar.

Ambiente cientounero con Paco Contreras Jr y Contador de Kms

Paco Contreras Padilla, agricultor

La previa del viernes destilaba nervios y sobre todo incertidumbre. ¿Será tan caluroso como pintan las previsiones?
No estaba claro (o sí). Lo que era evidente es que aquella masa ingente de cientouneros y cientouneras disfrutaba como siempre de lo que ellos llaman “Tierra Santa” y de esa previa sagrada que es el viernes de la cena de la pasta. Una tradición que a pesar de los años aguanta aferrada a esa carga de hidratos que se supone que para ese momento debe estar casi hecha.
Sonrisas, fotos, selfies y ganas de echar un buen rato eran la nota dominante en la Alameda del Tajo, que se convierte en el centro neurálgico de la fiesta.
La foto obligada debajo del arco de meta. El ansiado final. El oscuro objeto de deseo.
Los 101 kilómetros de Ronda es una carrera diferente a todo. Con un público propio y particular que entiende este deporte de una forma propia y particular.
Ni peores ni mejores. Cientouneros/as.

El chapiri

El sábado a las ocho de la mañana se respira denso en todas las calles cercanas a la ciudad deportiva de Ronda. Muchas miradas perdidas y gritos sordos en mitad de una ola de coches que viene y va. Ciclistas preparados. Unos relajados, otros nerviosos y alguno hasta fumándose un pitillo.
Es una raza particular y en cada detalle son distinguidos.
No son seres individuales. Son un todo. No se entienden los 101 kilómetros de Ronda si no ves a toda esa gente como una muchedumbre que nace, vive, pedalea, corre y muere junta.
Se me hace difícil explicarlo porque para entenderlo qué mejor que vivirlo.
Miro a mi derecha caminando despacio a lo largo de un paso de peatones. En una terraza un señor de unos 55 años y pelo cano apura el último sorbo del café, esboza una sonrisa, besa. una medalla, se atusa el pelo, suspira y se pone de pie para colocarse el casco.
Llevo unos segundos observándole y él me reconoce: -¡¡Chito!! ¿Vamonos?-
Yo le guiño el ojo derecho mientras me muerdo la lengua.
También estoy nervioso.
No sé por qué pero siempre me pasa.

Con Xes... Esta vez sí...

Abrimos micrófono con lo que siempre lo hacemos: -¡¡Cientouneros, cientouneras, pellizcaos en el brazo, tocaos la carne, no lo estáis soñando!!-
Los ciclistas que alcanzo a ver están impacientes. Se les nota en el pie que no para quieto mientras apoyados en el cuadro de la bicicleta meten y sacan el pie de la cala para comprobar que todo va bien.
Uno me mira y resopla. Sonríe. Supongo que es su particular modo de meterme presión.
Alguien me señala al palco de autoridades. Parece que está a punto de empezar el protocolo de salida. Este año sin cuenta atrás. La primera vez que yo recuerde…

Momentos cientouneros en la salida

Cada historia que va montada en cada una de esas bicicletas tiene algo bonito que mostrarnos, una lección, una reflexión.
Eso pienso mientras van saliendo lentamente del recinto del campo de fútbol. La salida es neutralizada y se lanzará a las afueras de Ronda. Pica el sol. Suda hasta el apuntador en aquel campo de fútbol.
Suerte que os hará falta.
Se vacía el tartán y se hace una especie de silencio. Quedan los marchadores que se empiezan a posicionar en busca de un buen puesto. Arriba se combinan los perfiles más competitivos. Caras muy conocidas que vienen a probar fortuna a los 101 kms. Es inevitable poner la mirada en Joan Marc… sereno, tranquilo. Viene a hacer su carrera y “se la suda” el resto. Juega sin presión porque ha elegido jugar sin presión. Ya una vez se descalabró en esta prueba y sabe que el ritmo que vale es el tuyo. No vale ninguno más.
El cajón cargado de gallos. Esta tarde se va a correr mucho… (lo que yo no me imaginaba es el altísimo número de favoritos que entregaría la cuchara antes de llegar a meta).
Suena “El novio de la muerte” otra vez. Se crea un ambiente especial, una atmósfera distinta que es capaz de envolverte aunque no tengas nada que ver con La Legión. Sobrecoge.

Cada uno con su motivo. Cada uno por su razón.

La narrativa de las imágenes es potente. El sol, a esa hora, también. ¿Por qué salen tan tarde los 101 kms? Pues por eso, porque son los 101.
Arenga de la máxima autoridad presente y cohetazo. Otra cuenta atrás que no se hace. Salta el “Requiem” con esas cuatro notas que prácticamente se van repitiendo sobre las cuerdas sostenidas que esperan irrumpan tambores.
Es una estampida necesaria. Es la evacuación urgente de la adrenalina contenida.
Son los diez minutos donde explotan los 101 kms con una virulencia extraordinaria.
Y una vez más, ahí en medio, en la pugna para no ser arrastrado por la ola. En los primeros 20 metros de Ronda.

Por cierto… Si quieres ver fotos de un buen amigo, pásate por
La Galería de Migue Garín

¡¡Coletas, que ha llegado ya!!

Se marchan los Susmurais y un nutrido grupo de militares de la séptima bandera que harán la prueba juntos.
Se hace el silencio sordo que es roto por una avalancha de niños que vienen dispuestos a disfrutar de la carrera infantil.
Damos la salida y el tiempo de cambiarnos y prepararnos para la tarde más larga.
En la Alameda se respira calma chicha. Se chequea mil veces el teléfono en busca de referencias que puedan llegar por cualquier vía hasta que nos cantan el paso por el Puerto de las Muelas. Esto será inmediato.
El Quillo Márquez es muy bueno y esta carrera se le da muy bien. Ni él mismo sabe cuántas victorias lleva en los 101.
Lo cuenta con una sonrisa y con su hija Carmen en brazos.
Oscar Puyol apretó cuanto pudo por detrás, pero “El Quillo” sabe donde pisa y conoce el terreno. Es un fuera de serie y no necesita demostrar nada. Sonríe y lo festeja con los suyos. Otra vez Ojén en la meta de los 101 kms.
Al rato nos informa de que una corredora holandesa viene primera. No tardará mucho en llegar, según nos dicen. Pero esta prueba es como es y es lo que es. Apenas a unos 50 metros de la meta, según nos informa una moto que viene para eso exclusivamente, la chica se desmaya sobre la bici y va al suelo. La tienen que atender los servicios sanitarios. En ese punto… apenas a unos metros de la meta… se esfumó la gloria para ella.
Finalmente la ganadora en línea de meta fue la marbellí Rocío Rojas.
Aunque merece nuestros respetos y reconocimiento.
Así se iba conjugando la entrada de ciclistas, cada uno con su historia, cada cual con su película.

A punto de llegar el Quillo Márquez

Los verdaderos trofeos son de carne y hueso...

Puyol, seco, entró segundo tras Márquez

Momentos con las BTT

Rocío Rojas, la ganadora en BTT, visitiendo Chapiri

El calor puso a prueba la fortaleza de los bikers

Poco a poco el sol iba tomando posiciones sobre la Sierra de Juan Diego. Eso significaba que el calor iba a remitir para dejar paso al frío (sí, sí, aunque usted no se lo crea…) y que la noche iba a extender su oscuro manto sobre la Serranía de Ronda. Hora de frontales y luminosos. Hora de tirar mucho de cabeza. Horas donde un punto de luz iba a ser toda la referencia y donde mirar al cielo estrellado se convertiría en una terapia necesaria cada cierto tiempo para la gente del vagón de cola. Una navegación fingida. Un buscar otra referencia.
Pero, ¡Quieto! Antes de irse el Lorenzo habría que ver a ese cuadro de honor de hombres y mujeres que entran de día en la Alameda del Tajo.
Hace un rato nos llega un cúmulo de noticias sobre Dani García, uno de los favoritos, que parece ser tiene problemas estomacales. ¿Se retira, no se retira… sigue… se para?
Finalmente nos envían referencias de que un furgón lo saca de la zona de La Indiana, justo al lado del nacimiento del Guadiaro, del río del Oro. En puertas de entrar en su terreno favorito: La montaña pura y dura.
Pero los 101 kms le enseñaron al bombero su cara más amarga… y le dio a dos corredores la posibilidad de batirse por detrás en busca de la victoria. Urbaneja y Joan se la iban a jugar entre ellos. Se preveía duelo bonito.
Y es que parecía que Urbaneja iba fuerte y que se alejaba en algunos momentos de Joan… Pero el valenciano es todo método y paciencia. Había planificado su carrera en los últimos 15 kilómetros. Y así lo hizo.
Le salió bien. Otra vez aparecía su silueta pertrechada de manga larga blanca y braga en el cuello. Levantaba los brazos. Saludaba. Gritaba. Era su tercer chapiri. Era la triple corona. Con muchos ojos en Dani García, Joan había dado esquinazo a la responsabilidad. Corrió cómodo. Y tomó las riendas cuando quería tomarlas.
Tuvo la tentación de esperar a Urbaneja para llegar juntos y a su llegada a meta se culpaba el de Cullera de, tal vez, haber pecado de un poco de ego…
¿Quién se puede resistir a disputar una carrera como esta?…
Urbaneja se quita el sombrero con Joan y nosotros con él. Extraordinaria carrera del corredor de Cártama.
Por detrás de ellos el almeriense Rubén Delgado hizo su parte, su papel. De nuevo en una carrera legionaria, dándolo absolutamente todo. Un especialista en esta distancia. Un convencido de la marcha cívico militar rondeña.

Joan III de Ronda

El de Cullera, exhausto

El abrazo

Contando su experiencia, disfrutando de las mieles...

Carrerón de Urbaneja

Rubén Delgado, asiduo de cada carrera legionaria

El sol se va escondiendo y por detrás queda por saber qué será de las mujeres. Durante toda la carrera hemos tenido algo difuminada a la ganadora del año pasado, Ana Cerván. ¿Qué le pasará?…¿Vendrá de otro modo… con menos ánimo competitivo? Nos preguntábamos en meta.
Elena Ugea lideraba la carrera hasta el cuartel y a partir de ahí fue donde apareció Cerván. La marbellí había guardado en la caja de las esencias lo mejor para el final. La yema del huevo frito. El punto de calidad. Y lo sacó.
Y cuando lo sacó la buena de Elena sólo pudo ir descolgándose hasta ver la figura de Cerván perderse en la oscuridad de la noche.
Algo que resaltar. Ana Cerván es médico y como tal se encontró con una incidencia médica que podría revestir cierta gravedad. En ese punto se quitó la vitola de favorita y se puso la de cientounera y médico. Atendió al corredor accidentado y le hizo una exploración para descartar males mayores. Prestó asistencia y cuando se aseguró que estaba fuera de peligro volvió a la carga con la satisfacción del deber cumplido. Competir emocionando, emocionar compitiendo. Ana Cerván se labró un lugar en el Olimpo Cientounero con una actuación a la altura.
Suponemos que el premio para ella fue entrar en la línea de meta de la Alameda en compañía de sus hijos y rodeada de una multitud que a esa hora se dejaba las manos aplaudiendo a una mujer que ganó con naturalidad y humildad.
Ana, Primera de Marbella, Quinta de la Serranía y Segunda de Ronda.
Sangre azul deportiva y honradez.
“Correr me hace libre” se leía en su camiseta.
Una especie de Robin Hood Runner.
Un portento.
Elena Ugea disfrutó de entrar segunda (muy meritorio, desde luego) y la tercera plaza fue para Cristina Gonzalves.

Ana Cerván volvió a conquistar Ronda

La marbellí era el paradigma de la felicidad.

Hay que reseñar en la modalidad de equipos la victoria de los cinco hombres que formaban el equipo del Tercio Duque de Alba, por detrás de ellos un meritorio segundo puesto para “Correr por Huércal” y a continuación entraron los hombres de la brigada Extremadura XI.
En lo referido a féminas Las Valkyrias hicieron buena su condición de favoritas y llegaron a meta a pesar de los mil avatares a los que se vieron sometidas por el calor. No menos problemas tuvo el equipo de la Comandancia General de Ceuta que quedaron segundas y la tercera plaza estuvo ocupado por un equipo con lo más granado de la Serranía de Ronda en categoría femenina, las Mariposas Invictus.
El ambiente descabellado de las ocho de la tarde poco a poco se va disipando de una forma casi necesaria según se va adentrando la noche. Desde mi posición se ve pasar algunos coches con la bici en el “porta” que emprenden la vuelta a casa. Se van escribiendo epílogos en esos minutos donde algunos de los deportistas se encuentran en la mitad de su periplo.
La noche iba a ser larga. Larguísima.
Empiezo a notar el paso de las horas en mi voz. Son las doce menos diez, recibo a un puñado de deportistas más y apagamos equipos cuando pasaban dos minutos de la medianoche.

Hora de ir al descanso. Antes de hacerlo mi cabeza se va al Cuartel, a la Ermita, al Hacho, a Benaoján.
¡¡Venga, ánimo… arriba os esperan!!
No os engaño si os digo que mi cuerpo era plomo sobre la cama. Hemos quemado mucha adrenalina hoy.

Juanma Cortés ganó los 101 hace unos años

Hubo bicis a pulso y peticiones de matrimonio, por supuesto.

A la mañana siguiente ponemos rumbo a la Alameda. Voy paseando por centro y veo pasar a alguna gente destrozada. En un escalón una chica se mira los pies y se toca la uña del dedo gordo. Era como una despedida. Daba la sensación de que tenía algún derrame interno que a buen seguro le llevará a mudar la uña en breve.
Secuelas necesarias. Inoportunas, pero necesarias para hacer de esta carrera lo que es.
Entro en la Alameda y huele a capítulo final.
Encendemos el equipo para las nueve menos cinco y ponemos en marcha las horas de los “Walking Dead”.
Las entradas son muchos más pausadas. Tienen otro sabor. El sabor de las horas, del calor, del sufrimiento, de la dureza.
Hay en este punto, en estas horas, un retrato perfecto de lo que son los 101 kilómetros de Ronda.

La mañana de los abrazos y las emociones.

Miguel Martínez. Ceuta siempre presente.

Faito finisher. ¡Enhorabuena!

¡Que pechá de sufrí!

A por el ladrillo cientounero

Pajares y La Legión. Inseparables. Kms por ANDEX.

Las sonrisas cómplices de los legionarios son inagotables. Veo a ese equipo que lleva desde ayer al mediodía repartiendo medallas. Casi son los mismos. Ni una mala cara, ni un mal gesto. Quieren y están.
Los 101 van terminando, van esfumándose y la gente disfruta de las últimas llegadas.
Paco Contreras se retiró en el km 80. Como es una insignia viviente de esta prueba pasa por meta a saluda y a agradecer el cariño de la gente. Es increíble lo que este hombre puede llegar a significar para una prueba como esta.
Ves a la gente aplaudir y sólo ves admiración y respeto.
Paco es Paco. Y ya no tiene nada que demostrar…

Contando el final

Con el sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo

Mamá, Once y servidor.

Un instante cualquiera...

Y así fue como fuimos cerrando el chiringuito. Otros 101 kms de Ronda que terminan.
Recogemos todo entre Nono y un servidor. Jero va recogiendo cables y las máximas autoridades se van al teatro a la entrega de trofeos. Fuera queda un buen número de legionarios que recogen el arco de meta, la cocina, las carpas…
Al fondo veo un grupo de legionarios que, palmo a palmo, empieza a limpiar cada rincón de la Alameda, cada papelito…
Ellos encarnan el espíritu de esta prueba, los que recogen con los dedos el pegajoso gel que tú tiraste al suelo, ¡So cerdo!
Ellos encarnan y obran el milagro de que, cada año, Ronda sea la capital del deporte amateur por un rato.

Peleando un ratito con Fran Viegas.

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